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lunes, 27 de septiembre de 2010

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Departamento de Filosofía

Nietzsche: La genealogía de la moral

Semestre II-2010

Wilman Tomas Obando Urueña

Cód: 432717

Protocolo de la sesión 6°: 15.09.2010

GM II, #12-15

En primer lugar se consideró la posibilidad de debatir el tema “el individuo soberano: pasado, presente, futuro”, el cual se abordó en la sesión sobre el fragmento #8-11 de la GM, pero sobre el cual no se ha dado un consenso. Paso seguido, se recomiendan los textos de Christopher Janaway “The Free Will of the Sovereign Individual” (en Beyond Selflessness. Reading Nietzsche’s Genealogy) –postura que defendería el profesor Meléndez, ie, la libertad de la voluntad en el individuo soberano-, y la de Lawrence J. Hatab “The sovereign individual” (en Nietzsche’s on the genealogy of morality. An Introduction), los cuales sostienen posiciones contrarias como se ha dicho. También los artículos de Paul Bishop “El superhombre en La Genealogía de la Moral”, Brian Leiter “Nietzsche sobre la moralidad” y una revisión sobre el autor Davis Acampora por definir. Con estas lecturas sugeridas, el debate sobre el tema se programa para la sesión que aborde los dos últimos numerales de GM II en caso que los ponentes recojan el tema, de lo contrario el profesor Meléndez se propone escribir algo para darnos mayor claridad en el tema.

A continuación se pasó directamente a los comentarios por parte del profesor a las ponencias “La pena no hace mejor al hombre ¿Qué sí lo hace?” de Andrés Acosta y “Origen y legitimidad morales en La genealogía de la Moral: II, #12-15” de Wilman Obando; en las cuales se nota un esfuerzo por la división del texto así como la correspondiente articulación de las partes entre ellas, además del propósito expreso, por parte de Acosta, de identificar una tesis nietzscheana: la pena no hace “mejor” al hombre. En este caso vale la pena subrayar el uso de las comillas. Por otro lado, ambas ponencias hacen hincapié en la aplicación del método genealógico, “(…) el punto de vista capital de la metódica histórica (…)” (GM II, #13), al caso de la pena; e intentan aclarar ciertos conceptos, lo cual es positivo independientemente de si el intento es conseguido a cabalidad o no, como en el caso de Obando: “desarrollo” y “progreso” -pues no son aclarados tanto como pudo hacerse-, o “mejor” y mejor en el caso de Acosta.

En lo que las ponencias fallan, en primera instancia, es en la articulación de los numerales abordados con respecto a los numerales anteriores -#11- tanto como a los posteriores -#16. Pues parece que se desliga el #12 de la obra, sin embargo comienza con las palabras “Todavía una palabra sobre el origen y la finalidad de la pena (…)”, es decir que Nietzsche ya venía hablando del tema con anterioridad. Así, pues, se debe tener en cuenta la división hecha por el profesor para los temas y numerales de las ponencias. Ahora, volviendo a la aseveración de Acosta de que la tesis planteada por Nietzsche en este fragmento es “la pena, el castigo, no es el origen de la culpa” ¿Cómo se articula entonces el tema del castigo con el tema del origen de la culpa, pues de encontrar este último se ocupa a lo largo del tratado II? Pregunta que, a pesar de su importancia, no se responde, si bien no se busca su respuesta en la sesión. Para resumir, podemos afirmar que, a partir del #12, puede hacerse una mirada retrospectiva al resto de la obra, además con este numeral de presupuesto surgen preguntas como ¿Qué voluntad se ha enseñoreado de tales o cuales procesos o acontecimientos? Por ejemplo, en la moral imperaron los esclavos en GM I, mientras que en la justicia imperaron los nobles GM II, 11. Hasta este punto se abordan las ponencias desde el punto de vista formal.

Pasamos entonces al contenido, a las preguntas planteadas por los ponentes en sus escritos. Por un lado se tiene la pregunta de Obando (1)“¿Una crítica a la moral implica el tomar partido por otra?” y la de Acosta (2)“¿tiene Nietzsche una noción de lo mejor para el hombre?”. Se sugiere que para contestar a la primera puede ser de ayuda responder a la segunda, pues al saber lo que para Nietzsche es lo mejor para el hombre será claro que ésta es la plataforma desde la que hace su crítica a la moral, sería la posición desde donde tilda a lo demás peyorativamente. Sin embargo, dado que no es del todo claro cómo surgen del texto estas inquietudes, se hacen sugerencias por parte de los ponentes del modo siguiente:

(1) En GM II, 12 se lee: “(…) bajo la presión de aquella idiosincrasia [democrática] se coloca en el primer plano la «adaptación», es decir, una actividad de segundo rango, una mera reactividad, más aún, se ha definido la vida misma como una adaptación interna, cada vez más apropiada, a circunstancias externas (Herbert Spencer).”

(2) Allí mismo, unas líneas más arriba leemos: “El «desarrollo» de una cosa, de un uso, de un órgano es, (…), cualquier cosa antes que su progressus hacia una meta (…) La grandeza de un «progreso» se mide, pues, por la masa de todo lo que hubo que sacrificarle; la humanidad en cuanto masa, sacrificada al florecimiento de una única y más fuerte especie hombre –– eso sería un progreso... ––”

A la primera sugerencia se responde que la idiosincrasia democrática –que ha invadido el campo de las ciencias- tiene incidencias, ie, cuando los prejuicios democráticos se apoderan de una persona pueden tener efecto en su forma de hacer ciencia –de esto habla Nietzsche en este fragmento-; por lo tanto, cuando Nietzsche habla de actividades de segundo rango –dice el profesor-, habla de actividades de segundo rango desde un punto de vista explicativo, es decir, desde el punto de vista de la ciencia: cuando se va a hacer ciencia hay determinadas cosas que deben ir en primer lugar y quienes están imbuidos de esa mentalidad democrática ponen, en el orden de las explicaciones, en primer lugar los afectos reactivos. Nietzsche está en contra de esto debido a que esto afecta a la ciencia negativamente, porque cosas que son de un segundo rango desde el punto de vista explicativo son elevadas al primer rango y las de primer rango simplemente se las ignora; todo lo cual da como resultado una ciencia pobre. Con esto se limitan las implicaciones de orden moral que de este fragmento del texto puedan surgir, o sea que la expresión “segundo rango” no implica una valoración moralmente desdeñosa, sino solamente desde un punto de vista científico. Nada hay aquí que nos permita descubrir la posición moral en la que se afirmaría Nietzsche para juzgar la moral como el peligro de los peligros; aquí establece lo que para la ciencia y no para el hombre resulta ser bueno, ser lo mejor. Con esto pasamos a la segunda sugerencia.

Si progresar es mejorar, puede elucidarse lo que para Nietzsche es lo bueno para el hombre, más allá del ámbito meramente científico. Para aclarar esto, el profesor da como ejemplo la tesis de Nietzsche –creo que extraída de El origen de la tragedia en el espíritu de la música - “no porque una cosa sea mentira tiene que ser perjudicial necesariamente”, “las mentiras son necesarias para la vida”, ie, entre los valores veritativo-funcionales “verdadero”-“falso” y los valores morales “bueno”-“malvado” no hay conexión, o por lo menos ésta no resulta nada obvia; el paso de un ámbito cognitivo a uno moral resulta, cuando menos, inválido sin una perspicua justificación anterior.

Acosta pone entonces en conexión el aspecto moral -buscado por la pregunta de Obando- con un aspecto político evidenciado por la crítica nietzscheana a la idiosincrasia democrática que ha avasallado las ciencias para detrimento de las mismas, pues es bajo su influencia que se trastoca el orden de las cosas en la esfera explicativa científica del modo ya expuesto. Pero, una vez más, la crítica a la idiosincrasia democrática es debida a sus consecuencias nefastas para la ciencia y sus alcances no rebasan los límites de la última en este fragmento en particular, pues esto no excluye la posibilidad de una crítica -hecha en otro pasaje- desde el mismo ámbito político.

Surge entonces la cuestión ¿cuál es la relación entre la ciencia y lo que hace mejor al hombre? En este punto Camilo hace la relación está en que el problema que ve en la ciencia es que lleva a una concepción errada del hombre, en la que niega la naturaleza de la voluntad de poder y el peligro que esto representa es el nihilismo. Respecto a esto el profesor aclara que la ciencia por sí sola no lleva al nihilismo sino que es la ciencia pobre, que resulta del avasallamiento por parte de los prejuicios democráticos, la que lleva al nihilismo y por esto mismo es criticada por Nietzsche. De modo que la pregunta ¿cuál es la relación entre nihilismo y ciencia?, si bien no puede contestarse en este fragmento, sí debe tenerse en cuenta para abordar el tratado III de la GM. Por el momento se llega a ¿cuál es la crítica al nihilismo?, ¿qué es lo peligroso del nihilismo? Pues no es otro que la carencia de sentido del dolor, la incapacidad de encontrarle sentido -valor- a la vida. Si el nihilismo es pérdida de sentido –es muerte-, y ésta es una de las condiciones del verdadero progreso, el nihilismo se da en pro de un progreso, en pro de algo mejor. Ésta es una concepción no-nihilista del nihilismo que requiere mayor elaboración.

¿Nietzsche cree que lo que hace es ciencia? Pues él no le va a ver problema a llamar ciencia a lo que él hace, esto queda claro en Humano, demasiado humano. Ciencia es lo que aplica un método riguroso.

Para concluir: en el primer fragmento sugerido se ha logrado algo aunque de manera negativa, entonces se subraya la relevancia del fragmento segundo para el descubrimiento de lo que Nietzsche considera bueno, progreso.

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Ponente mirando el poniente