Textos para discusión

Documentos para lectura y para discusión

jueves, 26 de agosto de 2010

Universidad Nacional de Colombia

Departamento de Filosofía

SFM Nietzsche

Estudiante: Felipe Botero

Profesor: Germán Meléndez Miércoles 25 de agosto del 2010

Protocolo de la sesión del 25 de agosto del 2010

En la sesión del 25 de agosto del 2010 del seminario de filosofía moderna de Nietzsche acerca de “La genealogía de la moral” se discutió la ponencia de la alumna Daniela Carreño, titulada “El resentimiento como fuente de la moral cristiana”.

La sesión comenzó por los comentarios generales acerca de la ponencia. Se interrogó a la autora sobre su referencia a la “sociedad natural” de Rousseau, pues se había cuestionado la validez de su paralelo con la valoración moral de la casta caballeresco-aristocrática caracterizada por Nietzsche en el Primer Tratado de “La genealogía de la moral”. El profesor Germán Meléndez apuntó que quizás Rousseau no era el autor más adecuado para hacer este paralelo y propuso en vez a Hobbes, en cuya obra se pueden encontrar referencias a un estado primitivo en el que el hombre vivía sumido en un estado de perpetua beligerancia, en búsqueda de superioridad y de dominación sobre otros seres humanos. Aparte de ese comentario, el monitor sugirió que en las ponencias debería haber mayor especificidad en las caracterizaciones de las morales descritas por Nietzsche. En general, se sintió que conceptos de la caracterización del hombre del resentimiento como el de “espíritu”, “astucia” e “inteligencia” debieron ser analizados más extensamente.

El profesor Meléndez recalcó que a lo mejor hubiera sido mejor haber trabajado con más profundidad el numeral 10, numeral que considera de los más importantes del Primer Tratado, ya que en él se deja de lado por un momento el análisis histórico que había llevado Nietzsche hasta ese entonces y se enfoca un análisis más estructural de las valoraciones morales. Otro tema que se sugirió fue el cuestionamiento que hace Nietzsche del libre albedrío en el numeral 13, tema que se retomó incidentalmente hacia el final de la clase también. En ese momento se dejó una pregunta en el aire: ¿cuál es la posición teórica de Nietzsche frente al libre albedrío y cómo la relaciona con la moral de los esclavos?

Luego se pasó a discutir la enfática afirmación de Nietzsche acerca de la imperecedera lucha que mantienen las dos valoraciones morales de las dos castas en pugna: la sacerdotal (la moral de los esclavos) y la caballeresco-aristocrática (la moral de los señores). Se quiso analizar con profundidad tal afirmación: “…hoy quizás no exista indicio más decisivo de la “naturaleza superior”, de una naturaleza más espiritual, que estar escindido en aquel sentido y que ser realmente todavía un lugar de batalla de aquellas antítesis.” A este respecto también se planteó una pregunta que no se alcanzó a responder del todo: ¿Acaso esta caracterización de “naturaleza superior” también se aplica a Nietzsche? ¿Es Nietzsche también un “lugar de batalla de aquellas antítesis”?

Se otorgó un pequeño descanso y al volver al seminario, la discusión se centró en torno a los numerales 11 y 13. La discusión comenzó con la pregunta acerca de la proposición de que es natural para las aves rapaces ser aves rapaces y para los corderos ser corderos. En otras palabras, la naturalidad de ser uno, el ave, el fuerte que representa al depredador y el otro, el cordero, el débil que representa la presa. Esto se contrastó con la artificialidad que implica la mansedumbre del animal domesticado por las herramientas de la cultura, que Nietzsche claramente lamenta y denuncia como una de las consecuencias de las valoraciones morales que hacen los corderos, evidentemente, los esclavos, los dominados. La pregunta puntual que se le hizo al autor de “La genealogía de la moral” fue entonces que si el dominio del ave rapaz sobre el cordero es un decurso natural, ¿no lo es también la venganza del cordero, la domesticación del ave rapaz a través de la transvaloración de los valores? ¿Entonces tiene Nietzsche el derecho a cuestionar o a condenar esta transvaloración?

A partir de este instante se originó otra discusión acerca de si el tono de Nietzsche en “La genealogía de la moral” implicaba un lamento o una condena. Se sugirió la posibilidad de que Nietzsche estuviera cayendo en una contradicción al condenar esta transvaloración, pues al hacerlo estaría efectuando otra transvaloración, la transvaloración de la transvaloración. A este respecto también se preguntó si una transvaloración es un control de la moral del otro o si es una mera aniquilación de la moral del otro. Para responder esta pregunta se volvió rápidamente sobre la diferenciación estructural que hace Nietzsche en el numeral 10 entre las dos morales ya especificadas. Tal diferenciación consiste en que, mientras la moral del resentido toma como referencia necesaria al “señor” para catalogarlo como “malvado” (böse) y luego definirse él como “bueno” (es decir, una moral que se define en términos negativos), la moral del noble se toma a sí mismo como referencia, se define como “bueno” y luego define a su contrario como “malo” (schlecht) (es decir, una moral que se define en términos positivos). Sin embargo, quiero hacer notar que la designación de una moral como “moral del resentido” y de la otra como “moral del noble” implica ya una cierta valoración y evidencia cierto sesgo en ello también. Aunque claro, como hizo notar el monitor Omar con el ejemplo de los tomates, no toda valoración conlleva necesariamente una moral. También es necesario recordar lo que dijo el profesor Meléndez, que hay una diferencia significativa entre lamentar y condenar: que lamentar es lamentar sin más o despreciar pero que condenar implica “culpa”, lo que es ciertamente problemático.

Para concluir la sesión, se recordó el problema del libre albedrío y se señaló la relación que este problema tiene con la crítica que hace Nietzsche del lenguaje. Ya que al decir una oración sucede a veces que se descompone lo que se quiere decir en sujeto y predicado, esto crea el equívoco de que se crea que hay un agente que decide y perpetúa acciones. Esto para Nietzsche es absurdo, pues como ya se ha dicho, al ave rapaz no se puede reprocharle el uso de la fuerza que posee al igual que el cordero no puede evitar ser por siempre débil. Esto lo utiliza Nietzsche para evidenciar el engaño que se oculta tras de la máxima de la religión cristiana y judía: con el uso del sujeto quieren hacer creer que ellos no quieren perpetuar su venganza, sin admitir la verdad: que no tienen la fuerza para efectuar esa venganza. Es así como el uso del lenguaje facilitó e incluso permitió la transvaloración de los valores, la rebelión subrepticia de los esclavos.

1 comentario:

Wilman Thomas dijo...

"A partir de este instante se originó otra discusión acerca de si el tono de Nietzsche en “La genealogía de la moral” implicaba un lamento o una condena. Se sugirió la posibilidad de que Nietzsche estuviera cayendo en una contradicción al condenar esta transvaloración, pues al hacerlo estaría efectuando otra transvaloración, la transvaloración de la transvaloración." Considero que sería una contradicción, pero no por hacer una transvaloración, sino por condenar la moral de los esclavos y al mismo tiempo usarla -aceptarla- para condenar a la misma.


Ponente mirando el poniente